Ayude al cerebro a desarrollar nuevas conextiones. Enséñele el camino.
Uno de los desarrollos científicos más significativos de los inicios del siglo XXI ha sido el descubrimiento que demuestra que el cerebro es un sistema dinámico y en perpétua reconfiguración. La plasticidad neuronal se expresa mediante la capacidad del cerebro de crear, deshacer o reorganizar las redes de neuronas y las conexiones de estas neuronas a lo largo de toda una vida. Con 87 mil millones de neuronas y la posibilidad de que cada una de ellas pueda establecer hasta 30.000 conexiones, las posibilidades de desarrollo del cerebro son infinitas.
Hace algunas décadas, los científicos pensaban que el cerebro no podía modificarse o evolucionar. Pensaban que después de la infancia no podía desarrollarse ninguna neurona nueva y que ciertas vías neuronales se volvían fijas.
Se creía también que las diferentes zonas del cerebro estaban dedicadas a sus propias especialidades y que no se separaban de ellas nunca. Hoy, sabemos que el cerebro tiene muchos más matices. En algunas zonas del cerebro se desarrollan neuronas nuevas y a lo largo de toda la vida. Y lo que es más importante, se pueden formar nuevas vías neuronales y, cuando la enfermedad o los daños ocurren en una parte del cerebro, los mapas corticales pueden rediseñarse para compensar la pérdida de función. Esta capacidad del cerebro de cambiar se denomina neuroplasticidad (también llamada plasticidad cerebral). Es la capacidad del cerebro de reorganizarse formando nuevas conexiones neuronales a lo largo de toda la vida.
Aunque está ampliamente aceptado que el cerebro no es fijo y que puede establecer nuevas conexiones, la forma en que podemos favorecer y facilitar ese cambio no está todavía clara. Durante la infancia, cuando el cerebro es muy inmaduro, esta plasticidad es máxima. Los bebés son capaces de integrar una gran cantidad de comportamientos e información y de desarrollar redes neuronales para compensar los daños o las enfermedades. De hecho, la forma en que nuestro cerebro integra y trata la información sensorial desde el nacimiento debería ayudarnos a entender cómo podríamos fomentar la plasticidad cerebral a lo largo de la vida. Estimamos que 3 componentes son fundamentales en el proceso de refuerzo de las conexiones neuronales, igual que un bebé que aprende a hablar su idioma materno:
El interés
Desde luego, nuestra propia motivación es fundamental, pero aquí hablamos de interés cerebral más que de motivación personal. Debemos captar la atención del cerebro para activar su interés. Cuanto más maduro es el cerebro, más difícil es captar su atención. En SOUNDSORY®, la música se trata con un filtro dinámico creado para captar la atención del cerebro, como lo haría naturalmente el bebé con los sonidos nuevos y las melodías que le permiten integrar su lengua materna.
La intensidad
Para reforzar las conexiones neuronales el cerebro necesita un entrenamiento sensorial intenso. El oído es el órgano perfectamente adaptado a esta función, puesto que el 70% de la estimulación cerebral viene del oído. Los ejercicios movimientos corporales combinados con una música dinámica transmitida por conducción ósea y aérea, hacen de las sesiones SOUNDSORY® un programa completo e intenso que ayuda al cerebro a integrar mejor la información multisensorial.
La repetición
Nosotros no nos levantamos un día con la capacidad de hablar nuestro idioma materno o montar en bici. El cerebro necesita tiempo y repeticiones para explorar nuevas conexiones, por ejemplo balbucear antes de poder hablar. Reforzar nuestra capacidad cerebral requiere tiempo y repetición. La buena noticia es que una vez que el cerebro establece nuevas conexiones, con el tiempo y fuerza de repetición, éste puede transformar las carreteras en autopistas. Por este motivo, SOUNDSORY® ha sido pensado para utilizarse durante 40 días con una mezcla de sesiones musicales y de ejercicios de movimientos corporales.